Cuando Magic Johnson anunció en 1991 que era portador del virus del VIH, el impacto fue inmediato y profundo. La noticia sacudió al mundo del deporte y a la opinión pública internacional, en una época en la que el virus estaba rodeado de miedo, desinformación y prejuicios. Pero su decisión de hablar abiertamente sobre su diagnóstico cambió el rumbo de la conversación global: convirtió una tragedia personal en un símbolo de esperanza y educación.

En una entrevista reciente, Johnson recordó el instante en que su médico le dio la noticia. Su primera reacción no fue pensar en su carrera ni en su salud, sino en su esposa Cookie Johnson, que estaba embarazada de su hijo EJ. “No me preocupaba tanto por mí; me preocupaba por Cookie. Ella estaba embarazada, así que pensaba en cómo podría afectarla a ella”, confesó el exdeportista, según publicó el portal Complex.

El miedo y la incertidumbre se apoderaron de él mientras buscaba las palabras para comunicarle la noticia a su pareja. La posibilidad de que su familia pudiera estar en riesgo fue, dijo, un desafío mucho más grande que enfrentarse a Michael Jordan o Larry Bird en la cancha.

El poder de la fe y el apoyo incondicional

La reacción de Cookie fue tan inesperada como decisiva. Ante la noticia, se arrodilló y le pidió que rezaran juntos. “Lo primero que dijo fue: ‘Arrodillémonos y empecemos a orar’”, relató Johnson. Ese momento, cargado de espiritualidad, marcó el inicio de una nueva etapa para ambos.

Poco después, las pruebas médicas confirmaron que ni Cookie ni su hijo EJ tenían el virus, lo que trajo alivio y fuerza para mirar hacia adelante. Unidos por la fe y la esperanza, la pareja transformó el miedo en acción.

De la adversidad al activismo

A partir de ese momento, Magic Johnson decidió usar su fama y su experiencia para educar, informar y romper estigmas. Entendió que la visibilidad era clave, sobre todo en las comunidades negras y latinas, donde el virus seguía siendo un tema tabú. “Quise asegurarme de salir y poder hablar sobre ello, especialmente en la comunidad negra y latina, porque los números eran muy altos”, explicó.

Durante más de tres décadas, ha recorrido iglesias, escuelas y foros públicos, compartiendo su historia para reducir la discriminación y promover el acceso a tratamientos y educación sobre el VIH. Su testimonio ayudó a cambiar la percepción del virus, mostrando que con diagnóstico temprano y tratamiento adecuado es posible llevar una vida plena.

Un legado que trasciende el deporte

La valentía de Magic Johnson trascendió las canchas. Logró romper el silencio en torno al VIH, inspirar políticas de salud más inclusivas y fomentar la empatía hacia quienes viven con el virus. Su esposa Cookie, por su parte, se convirtió en una figura clave en la promoción del bienestar emocional de las familias afectadas, alentando la comprensión y el acompañamiento.

Hoy, a los 66 años, Magic sigue siendo un referente mundial. Su historia es un ejemplo de resiliencia, amor y servicio, un recordatorio de que incluso las pruebas más duras pueden transformarse en una oportunidad para sanar y ayudar a otros.

Su mensaje sigue vigente: el miedo se combate con conocimiento, y la discriminación, con humanidad.